25 mayo 2021

Yo y mi amigo Cristian

 

Chile, En diciembre del año 2010, mi amigo Cristian y yo acampábamos en el patio de mi casa, le habíamos pedido a nuestros padres si podíamos quedarnos fuera, nuestros padres eran bastante amables, nos dijeron que sí y nos pusimos muy felices, teníamos alrededor de unos 10 años, esa noche en la que acampábamos estábamos muy felices jugando y riendo, cuando de pronto escuchamos un ruido extraño, salimos a ver, ya que si bien, nos asustábamos de cosas extrañas, nos gustaba el misterio y algunas cosas que tuvieran que ver con el mismo.

Ese ruido se empezó a hacer más y más fuerte, como cada vez se hacía más fuerte, empezamos a escuchar ese ruido un poco más claramente, el ruido se empezaba a escuchar como una mujer llorando, nosotros nos asustamos un poco, ya que era tarde, pero seguíamos con la curiosidad, a nuestros padres no les gustan las leyendas, ya que dicen que solo son inventos para gente curiosa, sin embargo, a nosotros sí nos gustaban, no leíamos demasiadas leyendas, pero a veces si leíamos un poco.

En el momento en el que escuchamos el llanto de inmediato recordamos la leyenda de La llorona, en ese momento se nos acabó la curiosidad y volvimos a nuestro campamento.

Para el que no conozca la historia de la llorona, resumidamente "La Llorona es un espectro del folclore hispanoamericano que, según la tradición oral, es el alma en pena de una mujer que ahogó a sus hijos, y que luego, arrepentida y maldecida, los busca por las noches por ríos, pueblos y ciudades, asustando con su sobrecogedor llanto a quienes la ven u oyen".

Cuando volvimos al campamento, nos tapamos con las mantas y apagamos todas las luces, no podíamos entrar a nuestra casa, ya que mi casa es demasiado grande y mis padres no me escucharían, a mí se me habían quedado mis llaves y entramos en pánico. Cuando estábamos escondidos sentimos que el ruido se empezó a acercar, nos quedamos lo más quietos y callados posible, sin embargo, el ruido seguía acercándose, no lo pensamos más y salimos corriendo, tiramos todo el campamento y salimos por la parte delantera de mi casa, cuando íbamos saliendo, la vimos, era una mujer alta y estilizada cuyo atuendo era de color blanco, aunque no pudimos distinguir como era su cara.

Estábamos asustados como nunca antes, seguimos corriendo hasta llegar a la calle, buscamos a alguien y había un policía en el final de la siguiente cuadra, yo y mi amigo Cristian corrimos como nunca antes, llegamos al lado del policía y nos preguntó que nos pasaba, nosotros le dijimos que no había tiempo, venía la llorona detrás de nosotros, el solo se rio e iba a empezar a calmarnos, cuando de repente, la llorona se empieza a acercar a donde nos encontrábamos nosotros, el policía no podía creerlo, nos dijo “suban al coche rápido”, lo hicimos sin pensarlo, condujo lo más rápido que pudo, cuando volteamos a ver si seguía detrás, nos dimos cuenta que ella se acercaba cada vez más y más rápido, entramos en pánico, cuando de repente desaparece de atrás y aparece delante del coche de policía.

El policía impactado, voltea el coche bruscamente, impactamos muy fuerte con un árbol y la llorona se acercaba lentamente, el policía y mi amigo Cristian se encontraban inconscientes, solo yo estaba un poco consciente, Salí del auto y ella no se acercó a mí, de repente veo que me estaba mirando fijamente, yo estaba horrorizado.

Ella dejó de mirarme y se dirigió al auto, veo que empezó a sacar a mi mejor amigo, yo traté de ir con todas mis fuerzas, lo más rápido que pude, pero tenía tan poca fuerza que no pude llegar. Empecé a llorar y gritar que no se lo llevara, pareciera que ni me escuchara, solo se lo llevó y lentamente desaparecían a lo lejos.

Nunca voy a olvidar ese día ni a mi mejor amigo, después de eso tuve que ir a diferentes psicólogos para que me “ayudaran”, se realizó una investigación por la desaparición de Cristian, sus padres estaban devastados.

Cuando tocaban las declaraciones, yo fui el único que dio el testimonio real, ya que el policía había perdido la memoria después del choque, el juez desde luego no me creyó y nadie lo hizo, ya que era un niño y el único testigo con memoria, desde ese día el caso quedó como un misterio hasta el día de hoy.


Autor: A. CH. 

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